martes, 20 de diciembre de 2011

Pipas, de Ai Weiwei


http://www.youtube.com/watch?v=PueYywpkJW8

        
1600 mujeres trabajaron durante dos años en la elaboración de 100 millones de pipas de porcelana pintadas a mano, para ser sembradas, posteriormente, por el artista chino Ai Weiwei en la sala de turbinas de la TATE Modern. La obra, con intenciones de ser interactiva, permitía al público pasearse tranquilamente y pisotear la alfombra de pipas. La fricción de la porcelana desprendía un polvillo que no fue previsto por el artista, siendo éste perjudicial para la salud, cosa que provocó el acordonamiento de la obra impidiendo, hasta día de hoy, poder gozar de la experiencia estética para la que fue pensada. 
El hecho de ser un artista mediático es aprovechado por Ai Weiwei para denunciar los abusos del gobierno chino y luchar por los derechos humanos. Fue detenido, acusado de evadir impuestos y, pese a haber sufrido las represiones de su propio gobierno, continua desafiándolo. Éste no está acostumbrado a que los disidentes sigan en lucha y le planten cara, ya que, por su parte, tienen todas las de perder… Pero él no se cansa y continua la batalla; lo hace hasta por twiter, denunciando las injusticias del gobierno de forma clara y directa: Hay tanta gente relacionada con mi caso que ha sido tratada de forma inhumana por tanto tiempo... ¿Cómo puede la sociedad y el sistema hacer este tipo de cosas en nombre de la justicia?[1].
Las connotaciones ideológicas de su obra son innegables. En el caso de “Pipas” (2011) se observan, desde la metáfora de esos girasoles que se mueven en busca del imperio del sol naciente, hasta el simple acto de pisar: un pueblo pisoteado por la corrupción de su gobierno. La propaganda del partido pintaba a Mao como el sol y a las masas populares como girasoles mirando hacia él, al mismo tiempo que los chinos eran pobres y sólo disponían de pipas de girasol en sus bolsillos para alimentarse o como símbolo del único tesoro que poseían, explica Ai Weiwei, cuya familia conoció la humillación del régimen cuando su padre fue castigado -un poeta crítico con el régimen- a limpiar los lavabos públicos siete días a la semana, doce meses al año[2].
El acto de plantar suma cantidad de pipas en un museo fuera de su país puede ser leído como una llamada de ayuda para que, tanto dentro como fuera del mismo, sea conocida la situación, dejando en evidencia al propio gobierno en un intento de intimidación. La siembra simboliza la esperanza del nacimiento de las libertades que el país merece. Un acto simbólico, político y reivindicativo.
Por su parte, la utilización de la porcelana no es, en ningún caso, gratuita, sino una auténtica crítica a la masiva exportación de la producción china, en este caso ejemplificada a través de uno de sus materiales tradicionalmente más preciados. Detrás de la producción para la exportación hay miles de seres humanos ignorados trabajando de forma autómata en condiciones infrahumanas; seres humanos que, en masa (como las pipas), son pisados por una sociedad que no es capaz de reconocer sus derechos. Pero… ¿Cae Weiwei en la falacia de reproducir la cruda realidad en su obra?


[2] Declaraciones extraídas de: http://m.publico.es/341099 Última entrada 17/12/2011

1 comentario:

  1. Indagando, informándote y recibiendo ayuda de personas y lugares como este blog, obras como esta adquieren todo e sentido y respeto para mi! gracias!

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