martes, 1 de mayo de 2012

MÚSICA CELESTIAL


El 19 de noviembre de 1987 y derivando del taller de “Arte Actual” de Juan Hidalgo Graciela realizó la acción Música celestial, haciendo bandera de la posesión de su propio cuerpo y evidenciando un disfrute propio en actitud autosuficiente. La artista, en este caso, hizo partícipe al público, de forma alegórica y exquisitamente poética, de un acto masturbatorio. Apareció vestida de negro, con guantes, cinturón y zapatos rojos. A medida que iba caminando iba metiéndose las manos en el interior de los pantalones por la parte del sexo, y, a su paso, dejaba caer montones de cascabeles, que desde el inferior del vientre recorrían la largura de sus piernas, acompañando con su hermoso sonido el recital de los siguientes versos:

Selecciono el entusiasmo,
planteo una variante y me desnudo
Me recuesto, toco.
Voy con la mano al sexo.
Los dedos a la profundidad
de un agua suave y caliente.
Estoy dentro. Soy mis caracoles.
De dentro, donde nadie vive.

            La sexualidad de la mujer, ligada durante mucho tiempo a la finalidad meramente procreativa y de satisfacción al varón resta completamente superada; la liberación femenina deriva también en una liberación sexual, tal como recoge Ane Koedt en su texto “The myth of vaginal orgasm”[1], y es que la masturbación ¿qué es, sino, más que un alegato a la reivindicación de la autonomía? Asistimos, pues, a la resignificación del propio cuerpo como espacio de placer únicamente para ese otro masculino, en aras de un placer propio y autoconseguido. “La masturbación es nuestra vida sexual primaria. Es nuestra base sexual. Cualquier cosa que hagamos más allá es simplemente elegir socializar nuestra vida sexual”, predicaba Betty Dodson[2]. Multitud de artistas desde los años setenta, más allá de la línea del feminismo esencialista, trabajaron explicitando sin tabúes su propio sexo, haciendo bandera de éste como un territorio político. Carolee Scheemann en Interior Scroll (1975),  la performance Post-Porn Modernist Show (1992) de Anne Sprinkle o el corto Multiple Orgasm (1976) de Bárbara Hammer serían algunos ejemplos. Sin ser tan explícita, Graciela opta por una fórmula poética para aludir a la masturbación femenina, lejos de ser esta performance un caso aislado en su imaginario, ya que entre sus poemas vuelve a recurrir al acto en diversas ocasiones como ocurre, por ejemplo, en Historia de la fragilidad[3]:

TIRAS DE MÍ DESDE EL CENTRO
mi movimiento te sigue
Soy dúctil en tus manos
sagrada  forma  mía… Tiras de mí
desde el centro
mi movimiento te sigue
Soy dúctil en tus manos
sagrada  forma  mía... Tiras de mí
desde el centro
mi movimiento te sigue
Soy dúctil en tus manos
sagrada  forma  mía…


[1] Koedt, Ane. “The myth of vaginal orgasm” en Radical Feminism: A Documentary reader. Ed. Barbara A. Crow, Boston, 1970.
[2] Dodson, Betty. “Liberating Masturbattion: a Meditation on Self Love” Citado por Laquear, Thomas en Sexo Solitario. Una historia cultura de la masturbación. Ed. Fondo de cultura, 2007, p. 93.
[3] Baquero, Graciela. Historia de la fragilidad. Ed. Mundos Posibles, Madrid, 2011, p. 65

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